22.12.09

INVESTIGAR EN LA PRÁCTICA DOCENTE

Desde mis primeros estudios de pregrado en la UPN (Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia), hasta hoy en el desarrollo de la maestría en el TEC (Instituto Tecnoógico de Monterrey, Monterrey, Mexico), he insistido en la necesidad del cambio del rol del docente en el aula, y en la necesidad de incorporar a la práctica docente la investigación permanente, como elemento de interacción con el medio, los estudiantes y el quehacer pedagógico.
Solo si el docente se decide a cambiar el paradigma de que es él, el poseedor del conocimiento y por ende con la autoridad para imponer, estimar y descalificar, los productos y desempeños de los estudiantes, se puede lograr un avance en la calidad de su práctica pedagógica. Esto lo corrobora Ramírez M. S. y Piña, L. (2005), al citar los resultados de la investigación de Ramírez y Basabe (2004), los cuales mencionan la importancia del rol del docente en las prácticas educativas.
Cuando el docente se convenza que la docencia como simple transmisión de contenidos, sin la implicación de la investigación e innovación permanente, pierde sentido, entonces podrá identificar la práctica docente, como escenario de aprendizaje no solo de sus estudiantes sino de él mismo. Ahora, lo que aprende el docente, lo debe relacionar, establecer y corroborar a través de la reflexión crítica, plasmada en escritos, ensayos y artículos.
Quizás en otras disciplinas del conocimiento se plasme de la misma manera los resultados de las investigaciones, sin embargo mientras en estas se tiene como materia prima materiales, especies animales o vegetales, e inclusive al ser humano en su función fisiológica, como es el caso de las ciencias de la salud, la investigación en educación busca dar respuesta a las condiciones más características de la raza humana y es la cognición, referida al conocimiento de las diferentes disciplinas, y a la metacognición, a la forma como el ser humano aprende, en particular, la forma como nuestros estudiantes adhieren a su malla conceptual el nuevo conocimiento, y como afecta sus emociones, el ámbito social y el desarrollo físico, la forma de aprender.
El campo de la investigación educativa, pese a ser abordado desde múltiples disciplinas, como la psicología, la Medicina, la neurología o la fisiología, desde hace muchas décadas, es un escenario inagotable de insumos para la investigación, sobre todo si incorporamos a las disciplinas que abordan científicamente la investigación educativa a la pedagogía.
En los último años algunos países se han dado a la tarea de establecer los elementos que permiten realizar estudios de investigación científica en educación, entre ellos se destacan Inglaterra, Nueva Zelanda y México, Como se establece en el documento elaborado por el Cosejo Mexicano de Investigación Educativa (2003) en “La investigación educativa en México: usos y coordinación”, 2003. Estos estudios permiten a la pedagogía recobrar el carácter riguroso del método en las investigaciones en educación.
El escenario se amplía si a los elementos mencionados, le adicionamos el boom mundial por la incorporación de las TICs a la educación y a las prácticas pedagógicas. Tenemos entonces ahora, tres nuevos frentes de investigación (por no mencionar otros derivados de estos tres).
Por un lado surge el tema de las implicaciones sociales, de la incorporación de recursos tecnológicos en el aula de clase; en segundo lugar, el desarrollo de nuevas formas de aprendizaje, como la educación basada en ambientes virtuales de aprendizaje, las plataformas de gestión de cursos, el e-Learning y demás elementos que involucran la no presencialidad, actividades asíncronas y la no necesaria compartición de espacios físicos. Finalmente, el planteamiento y apropiación de nuevos modelos pedagógicos, que benefician la enseñabilidad, el aprendizaje colaborativo o las redes de conocimiento, como lo establece Santángelo, Horacio N., 2000. Esto modifica y amplía el universo de posibilidades de investigar en educación.

Finalmente a modo de conclusión, se puede establecer que la práctica docente ha sido siempre un universo de posibilidades de temas de investigación, que durante épocas había sido abordado por expertos de otras disciplinas, pero que en la actualidad, ha emergido con gran fuerza el análisis e investigación en educación desde la pedagogía, colocando al docente en un rol activo, analítico e intelectual.

Referencias
Ramírez, M. S. y Piña, L. (2005). El debate académico y la argumentación como estrategias de formación docente: Experiencias desde la teoría de la educación a la práctica en ambientes a distancia. Revista de la Red de Posgrados en Educación (2), 83-94.
Santángelo, Horacio N. (2000) “Modelos pedagógicos en los sistemas de enseñanza no presencial basados en nuevas tecnologías y redes de comunicación”. Revista Iberoamericana de Educación.
Cosejo Mexicano de Investigación Educativa (2003) “La investigación educativa en México: usos y coordinación”